ESCUELA DE CINE
- Escuela Duncan
- 4 sept
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El acorazado Potemkin
El acorazado Potemkin (Bronenósets Potiomkin en ruso) es una icónica película muda soviética de 1925, dirigida por Serguéi Eisenstein. Es considerada una de las obras más importantes y revolucionarias de la historia del cine, no solo por su valor propagandístico, sino por su innovador uso del montaje.
Contexto histórico y argumento
La película fue un encargo del gobierno soviético para conmemorar el 20º aniversario de la fracasada Revolución Rusa de 1905. Narra, de forma dramatizada, el motín real de la tripulación del acorazado Potemkin, un navío de la Flota del Mar Negro, que se rebeló contra sus oficiales zaristas en junio de 1905.
El conflicto se desencadena cuando a la tripulación se le obliga a comer sopa hecha con carne podrida. La rebelión estalla, y los marineros, liderados por el revolucionario Vakulinchuk, se hacen con el control del buque. Tras la muerte de Vakulinchuk, su cuerpo es llevado al puerto de Odesa, donde se convierte en un símbolo de la revuelta. En solidaridad, la población de Odesa se une a la causa. La película culmina con la brutal represión de las tropas zaristas que masacran a la gente indefensa en la famosa escalinata de Odesa, una escena que, aunque no ocurrió exactamente de esa manera, se ha convertido en una de las más célebres de la historia del cine.
Innovación cinematográfica: el montaje
El Acorazado Potemkin es una obra cumbre del cine soviético por cómo cuenta la historia. Eisenstein utilizó la película para desarrollar su teoría del montaje de atracciones (posteriormente llamada "montaje intelectual"), que buscaba provocar una respuesta emocional y una reflexión en el espectador. A diferencia de las narrativas tradicionales, el montaje de Eisenstein no solo unía escenas, sino que confrontaba ideas e imágenes para generar un nuevo significado.
La secuencia de la escalinata de Odesa es el ejemplo más claro: a través de la yuxtaposición de planos cortos y rápidos (soldados avanzando, la madre con su hijo muerto, la mujer con el carrito de bebé que cae por las escaleras), el director no solo crea una sensación de caos y terror, sino que impulsa la indignación del público contra la opresión del régimen zarista.
La secuencia final y el triunfo de la solidaridad
Después de la masacre en la escalinata, la película no termina con la derrota de los manifestantes. Al contrario, la historia se dirige a un clímax dramático. El acorazado rebelde, el Potemkin, debe enfrentarse a toda la flota zarista, enviada para aplastar el motín.
El momento culminante de la película ocurre en el mar, cuando el Potemkin navega hacia la inmensa flota enemiga. En lugar de una batalla naval, la película presenta una dramática espera. Los marineros rebeldes se preparan para el combate, pero la respuesta de la flota zarista es inesperada: las tripulaciones de los otros barcos, en un acto de solidaridad, se niegan a disparar sobre sus camaradas y, en cambio, se unen al motín.
El final de la película es un triunfo silencioso de la unidad. El Potemkin, habiendo vencido sin disparar un solo cañón, es mostrado navegando victorioso con su bandera roja, símbolo de la revolución. Esta secuencia final refuerza el mensaje principal de la película: el pueblo es el héroe colectivo. La rebelión de un solo buque se convierte en la rebelión de una flota, demostrando que la solidaridad y la unión popular son más poderosas que la opresión. Su impacto fue tan grande que fue censurada en numerosos países por temor a que incitara a la rebelión.











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